jueves, 4 de noviembre de 2010

hiroshima

Dos semanas después, la Sandrita, hija de su bendita madre, todavía no había aparecido por ahí arriba. Tampoco la pude encontrar en la quebrada ni en el puesto al costado de la ruta dónde a veces se paraba.  
Yo ya daba los cien pesos por perdidos y  Cecilio hacia esfuerzos sobrenaturales por acostumbrarse a calentar el agua en la olla dónde se cocinaba los fideos.

Y allí estábamos los dos, viendo pelotudizados a las nubes sin darnos cuenta que el agua hacia rato que había comenzado a hervir. Yo miraba una nube que subía como un hongo atómico cuando escuché el agua bullir a mis espaldas.  
Me levanté de un salto, sabiendo que era demasiado tarde para intentar nada. Cecilio tardó aún unos cuantos segundos en darse cuenta de lo que había pasado. Cuando cmprendió, soltó la ristra de puteadas...

- Me cago en la leche puta que te remil parió, pendejo! Me cago en la coya hija de su gran puta madre! Como nos cagó la yegua tetona esa de la Sandrita! Cuando la agarre le voy a meter la pava por dónde ella ya sabe...!
- Ya la vamos a agarrar Cecil – lo tranquilicé – Y a Chamorro también...Y vas a recuperar tu pava del orto.
- Era de Exupery, pibe! La pava de Exupery – remarcó con un dejo de tristeza
- Paciencia...paciencia che... - dije mientras volcaba el agua en el termo. Supuse que no quedaba otra que rebajarla un poco con agua fría. No era lo ideal, pero... Cecilio se había vuelto a concentrar en las nubes. El hongo atómico se había expandido bastante y ahora parecía un ombú solitario un domingo por la tarde. Raro pues recién estábamos a Miércoles...
- Parece que se le cayeran las hojas al ombú ese che – afirmó Pastrami – Y recién es miércoles...Adónde vamos a ir a parar, pibe... - completó y en su voz, ahora, era inmensa la tristeza. Era raro verlo triste a Cecilio: Enojado, intolerante, impaciente, maleducado, grosero, callado, convaleciente, si. Pero triste, lo que se dice triste, era la primera vez que lo veía. Pensé que lo único que podía hacer ahora era ofrecerle un mate, aunque el agua estuviera hervida y rebajada.
- Tomate un material amargo Cecil, que las amarguras se neutralizan – le dije mientras le ofrecía el segundo mate. No sabía si hacía bien porque me había tomado el primero y estaba asqueroso. Yo no soy de escupir el primer mate.  
- No!! vos tas loco, pibe – me dijo ni bien entendió lo que había pasado – Mierda! Me distraigo un cachito y haces cualquier barbaridad!! Cómo vas a enfriar el agua hervida. En algunos lugares te pueden llegar a empalar por hacer algo así, che!!!
- Probalo. No está tan malo – respondí sabiendo que no era verdad...Tuve conciencia de que mentía, mentía descaradamente y me sentí culpable. Ahora yo también estaba triste...
- Que mierda de día. Los domingos siempre son una mierda – dijo y en el cielo, aquel ombú tristísimo parecía confirmar sus palabras.

1 comentario:

  1. Buehh tampoco es la primera ves que se toma un mate rebajao che... ni cualquier cosa rebajada, hay que ser jodido no?...hay gente que por uno de esos mates cruzaria un mar si es pa hacerlo con un amigo...se me pianto un lagrimon carajo!

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